Céline Dion, el nacimiento de una estrella [La Semaine]
junio 25, 2013Céline Dion, un nombre que en poco tiempo se ha vuelto uno de los más conocidos de todo Quebec, casi como por arte de magia. Ha llegado tan lejos como a Japón, en el espacio de unos pocos meses. Su vida se ha convertido en un auténtico cuento de hadas. El libro que nos presenta ahora, cuenta la historia de esta joven que todavía no ha cumplido los dieciocho años, desde sus inicios hasta su gloria internacional.
Céline se convirtió rápidamente en la favorita de la familia. Era normal, ella era el bebé. Tenía hermanos de más de veinte años, y esto la hizo más adorable a los ojos de ellos. Sus hermanas y hermanos más jóvenes tenían ya seis años.
Un día, cuando Céline tenía dos años, la joven cruzó la calle sin mirar y un coche la atropelló. Su familia la llevó de urgencia al hospital. Las radiografías revelaron una fractura de cráneo. La madre de Céline rezó toda la noche, llegando a hacer una promesa a la Virgen María para que salvase a su pequeña Céline. Afortunadamente, funcionó, y Céline salió sana y salva de aquel accidente.
Los Dion eran una familia de músicos. El padre, Adhémar, tocaba el acordeón. Mamá Dion, el violín. Dado que la familia era pobre - algo normal teniendo tantas bocas que alimentar - las tardes en casa eran lo más frecuente; por falta de recursos, las salidas eran más bien escasas. Quedarse en casa era algo barato y, además, una buena forma de mantener a la familia unida. De hecho, en la pequeña aldea de Charlemagne, donde los Dion tenían su casa, pocas familias podían presumir de estar unidas. En aquellas frecuentes tardes y noches musicales, cada miembro de la familia cantaba su canción, creando un clima que propició el talento de la pequeña Céline. Fue durante un cumpleaños - había todos los meses, con catorce niños... - cuando Céline comenzó a manifestar sus primeros gustos artísticos. Ella se puso frente a sus hermanas y hermanos, curiosamente vestida con un viejo sombrero y unos guantes encontrados Dios sabe dónde. Ella dio unos cuantos pasos de baile improvisados y aquel público fue el primero en aplaudirla. Ella adoraba también imitar a los cantantes de la televisión, su preferida era la gran dama de la canción de Quebec, Ginette Reno.
De hecho, a los cinco años, ella ya conocía casi todas sus canciones. Ya a aquella edad, su gusto musical era de una calidad sorprendente. Céline pasaba la mayor parte de su tiempo libre cantando ¡Incluso escribió su primera canción de amor a los seis años!
Cuando Céline tenía nueve años, su padre compró un bar en Ville Le Gardeur, una zona no muy popular entonces. Pero las cosas cambiaron al día siguiente, cuando Paul, uno de los hijos del matrimonio Dion, decidió comprar un órgano. Fue entonces cuando Céline comenzó a vivir sus auténticos inicios musicales. Su pasión por los escenarios continuaba confirmándose. Su madre entendía que su destino ya estaba escrito: ella sería una artista. La pequeña Céline no tardó en hacerse oír. Ella comenzaba a recibir proposiciones. Pero sus padres no se confiaban. Había muchos peligros en el mundo del espectáculo y Céline todavía no estaba lista.
Pero un día, mamá Dion, que tenía talento de letrista, compuso una canción: Ce N'était Qu'un Rêve, que se encargó de que su hija grabase en un cassette, su hijo Jacques la acompañaba con su guitarra. Una vez la canción había sido grabada, mamá Dion la guardo en una cajita con un lazo rojo. Rojo, su color de la suerte. Ella no se equivocaba. Entre los habituales del bar de Adhémar, se encontraba René Angélil, que había sido el representante de varios artistas, entre otros, la gran Ginette Reno. Mamá Dion consideró que había el llegado la hora de su hija y le envió el cassette con una breve carta.
Fue en enero de 1981. Nevaba. Para René Angélil, que había ganado una gran popularidad con el grupo Les Baronets, las cosas estaban lejos de ir bien. De hecho, nunca antes le habían ido tan mal, y acababa de pasar las vacaciones más tristes de su vida. Desde hacía dos años, lo había dado todo como representante de Ginette Reno. Llegó a intentar darla a conocer en Francia, para lo cual se reunió con su amigo, el popular letrista Eddy Marnay, que había escrito canciones para famosas artistas como Edith Piaf, Yves Montand, Mireille Mathieu y Barbra Streisand. Eddy Marnay se enamoró de la música de Ginette Reno y comenzó a escribir canciones para ella. René comenzó también a negociar con Claude Pascal, un importante productor francés, para la distribución de los discos de Ginette Reno en Francia. Todo estaba listo para el gran lanzamiento, cuando Ginette Reno decidió deshacerse de su representante. René Angélil no tenía elección.
Él se encontró de repente solo ante la nada. Su situación financiera era precaria, a punto estuvo de cerrar su oficina. El primer lunes de enero, le pidió a su secretaria que le trajese el correo. El cassette de Mamá Dion se encontraba entre la correspondencia. La cajita con el lazo rojo le pareció extraña. Comenzó a leer la carta que acompañaba a la grabación: "Escuche bien esta cinta. La voz es de una niña de doce años. Por favor, si le gusta, llámenos a este número de teléfono." La post-data decía: "Fue su madre la que escribió la letra de la canción."
Entonces le picó la curiosidad, y escuchó la grabación. Fue una revelación. No podía creer lo que oía ¿Cómo podía cantar así una niña de doce años? René llamó inmediatamente a la madre de Céline para concertar una reunión lo antes posible. Tres horas más tarde, ellas llegaron a su despacho.
Céline era muy pequeña y más bien tímida. René Angélil le pidió que cantase su canción. El le prestó su bolígrafo para que simulase que era un micrófono. Céline comenzó a cantar, sin ningún tipo de acompañamiento. Fue un shock para su futuro representante. Era diez veces mejor que la grabación. Inmediatamente, René Angélil visualizó todo el potencial de aquella chica de inmenso talento. Y pensó espontáneamente en las canciones que Eddy Marnay había escrito para Ginette Reno. Podía ser que no todo estuviera perdido. El destino le hizo un regalo ineseperado. René Angélil se emocionó tanto que comenzó a llorar como un niño. Al día siguiente, René Angélil se convirtió oficialmente en el representante de Céline Dion. Todo pasó como un sueño. Pero no había tiempo que perder. En dos semanas, Eddy Marnay llegó a Quebec. Y René Angélil había decidido presentarle la música de su nueva protegida. El llamó a Daniel Hétu para pedirle que hiciese nuevos arreglos para la canción de Céline. Habiendo escuchado el cassette, Daniel Hétu fue también seducido y aceptó de inmediato.
Céline volvió a grabar la canción, esta vez con los arreglos de Daniel Hétu, acompañada en el estudio por unos músicos fascinados por un talento tan precoz. Cuando Eddy Marnay llegó a Quebec, René Angélil fue a buscarlo al aeropuerto y rápidamente lo llevó a su oficina, para hablarle de su nuevo descubrimiento. Fue el mismo shock para Eddy, desde los primeros momentos hasta el final de la canción, terminó con lágrimas en los ojos y declaró:
"Es un milagro, René... Sí, un auténtico milagro... Es una voz que viene del cielo... Es la voz de Dios... ¡Nunca había sentido tanta emoción en una voz tan joven!"
Y muy poco tiempo después, Eddy Marnay propuso a René Angélil escribir un repertorio adecuado a la niña prodigio. Aquella misma noche, Eddy Marnay, sobrecogido por el descubrimiento, escribió una primera canción para Céline, que posteriormente se convertiría en un gran éxito y que se titulaba La Voix Du Bon Dieu.
Y, algo poco conocido de Eddy, principalmente popular como letrista, es que además compuso la música. Al día siguiente se reunió con la familia Dion y con la joven Céline. Fue el principio de una gran amistad. Esa amistad fue el pasaporte de Céline a Francia. Eddy Marnay ya tenía planes de regresar a París, donde se reunió con los grandes directivos de la prestigiosa compañía discográfica 'Pathé-Marconi'. Ellos eran la pieza que faltaba a aquella voz divina y no tardaron en llegar a un acuerdo. Estaban listos para apostar por Céline. Sólo faltaba que ella viajase a Francia. Todo pasaba muy rápido...
Pero René Angélil no quería que los franceses descubriesen a Céline Dion antes que la gente de Quebec. El empresario hizo todo lo posible para que Céline visitase el programa de Michel Jasmin el 19 de junio de 1981. En cuanto Céline se enteró, lloró de la emoción.
La joven no tenía nada especial para lucir en esa aparición televisiva, pero su madre estaba allí. La polifacética mujer le confeccionó un vestido rosa y le preparó unos zapatos rojos.
Todo marchó bien durante la aparición de Céline en el programa de Michel Jasmin, a pesar de los nervios de la joven. Cuando llegó el momento de responder a las preguntas de Michel Jasmin, llegaron más nervios; Céline no se había preparado para aquel momento. Pero el presentador supo cómo tratar a la joven para que no lo pasara mal. Después de todo, para todo hay una primera vez.
Afortunadamente, Céline no tardó en coger más confianza en sí misma, ¡pero no hay que olvidar que no tenía más que trece años recién cumplidos! Ella estaba aún asistiendo a la escuela. Lo importante, de todas formas, fue que el público de Quebec la descubrió gracias a aquella actuación en el prestigioso programa de Michel Jasmin. Era una bonita historia de amor recién comenzada.
Después del paso por el programa, el single de Céline Ce N'était Qu'un Rêve se situó en la primera posición de las listas. René Angélil no se contentó con aquel éxito, así que tuvo la audaz idea de publicar al mismo tiempo dos álbumes de Céline. Esto representaría un cierto riesgo. Denys Bergeron, el directos de Trans-Canada, confió en él y le dio su apoyo financiero. Comenzaron entonces a preparar un álbum que contendría, entre otras, la bellísima canción compuesta especialmente por Eddy Marnay, La Voix Du Bon Dieu, y otro álbum que contenía solamente canciones de Navidad. La fortuna les sonrió una vez más.
Solamente durante la temporada de Navidad, (los álbumes se habían publicado el 9 de noviembre de 1981), ambos discos vendieron 30.000 copias. En primavera de aquel mismo año fueron compuestas las canciones D'amour ou D'amitié y Tellement J'ai D'amour Pour Toi, que se convertirían en los éxitos que son ahora.
Mientras tanto, René Angélil había encontrado una socia ideal en su mujer, Anne Renée. La esposa de René, que había sido artista y presentadora de televisión, había dejado de lado su trabajo para ocuparse de la educación de sus hijos. Ella también había empezado a trabajar muy joven, de hecho a la misma edad que Céline, sobre los trece años. Ella había hecho giras a través de Quebec, programas de televisión y había grabado cincuenta discos. Nadie podía comprender mejor que ella los problemas de Céline, una adolescente que vivía en un mundo de adultos. Ella podía entender sus angustias y las dificultades por las que pasaba.
Por su parte, René se preocupaba especialmente del problema de timidez de Céline. Hicieron falta tres meses de trabajo para que la joven se deshiciera de ese problema personal. Se había convertido en una chica más natural y espontánea. Se forjó una gran amistad entre las dos mujeres. Céline consideraba a Anne Renée como su hermana en cierto modo. Ellas se iban juntas de tiendas, iban al cine, a comer juntas, tenían sus pequeños secretos.
Había llegado el momento, Céline estaba lista para París. Ella llegó con su pequeño mundo el 2 de julio de 1982. París creó una muy buena impresión en Céline, sobre todo los Campos Elíseos. Había unas tiendas impresionantes... Pero ella no había venido a París para hacer compras. Había que ponerse a trabajar sin demora. La primera canción fue D'amour ou D'amitié. Su representante continuaba impresionado. En un estudio en el corazón de París, esta adolescente, rodeada por técnicos desconocidos y representantes de una de las compañías discográficas más prestigiosas de todo el mundo, se desarrollaba igual que en el modesto estudio St-Charles en Longueuil. Fue entonces cuando se pudo ver la extraordinaria capacidad de adaptación de Céline Dion.
Así llegó la grabación de Tellement J'ai D'amour Pour Toi.
La gente de la discográfica estaba simplemente impresionada. Claude Pascal, el productor francés, era una fuente de inspiración. Él decidió enviar el tema Tellement J'ai D'amour Pour Toi a los organizadores del World Popular Song Festival, uno de los más importantes festivales internacionales celebrados en Japón y en el que hacía unos años René Simard había ganado un premio. Evidentemente, las oportunidades de la candidatura de Céline eran mínimos, pues cerca de 2.000 canciones habían sido enviadas a Japón, de las cuales solamente una veintena se hicieron un hueco en el festival. Pero el milagro se produjo; Céline fue seleccionada entre 1907 concursantes. Después de Francia, llegaba Japón. Su felicidad era doble, porque esta vez su madre la acompañaba en el viaje.
Había dos semifinales y una gran final. Todo discurrió en el famoso Budoan Hall. Céline tenía el número 5, que en japonés se pronuncia "go". Diez candidatos por semifinal fueron seleccionados para la gran final que tendría lugar un domingo. La competencia era tan fuerte que parecía un concurso de veteranos. En efecto, participaban artistas tan conocidos como B. J. Thomas, que había vendido más de diez millones de discos en Estados Unidos, con su famosa canción Raindrops. En el momento del veredicto, Céline no era capaz de respirar. Pero ella escuchó bien "Go". Era su número, ella había sido seleccionada para la final, donde volvía a tener el número cinco, "go". Céline cantó muy bien. Los jueces estuvieron deliberando durante más de dos horas.
Comenzó la lista de premiados. Céline no oía su nombre. Todavía quedaban dos trofeos, pero Céline no había sido nombrada aún. También había un artista mexicano, Yoshio.
Cuando llegó el momento de nombrar al ganador del gran premio, fue el nombre del artista mexicano el que fue pronunciado.
Céline no lo entendía. Pero el presentador se giró hacia ella y le dijo la palabra mágica: ex-quo. Los dos habían ganado. Sus lágrimas no tardaron en hacer acto de presencia.
Estamos en otra etapa importante en la espectacular ascensión de Céline Dion hacia la gloria. En Francia, el disco de Céline no sonaba mucho en las radios y no se vendía demasiado bien. Pero Claude Pascal, aprovechando el éxito de Céline en Japón, convenció a los organizadores del Midem de invitar a su joven protegida a su gran fiesta musical. Fue un caso excepcional, pues era una fiesta reservada a artistas que habían vendido más de un millón de discos en sus respectivos países. Pero el 24 de enero de 1983, Céline se encontraba en Cannes con todo su equipo. Ella impresionó mucho al público, compuesto esencialmente por gente de la industria discográfica. Ella recibió una ovación. Los periodistas de una de las cadenas de radio más importantes de Francia la hicieron destacar. Su disco comenzaba a funcionar en el país.
Pero su carrera en Francia dio el auténtico pistoletazo de salida gracias a su aparición en el prestigioso programa de Michel Drucker, 'Champs-Élysées'. Era la oportunidad perfecta de ofrecer a Céline Dion tras su inolvidable paso por Cannes. Todo el mundo estaba nervioso, sobre todo Anne y René, que discutían sobre la ropa que Céline llevaría en el programa.
El programa de Michel Drucker era ideal para mostrar un talento joven como Céline Dion. La aparición de Céline fue vista por catorce millones de telespectadores, ¡más del doble de la población de Quebec! Así que, había un buen motivo para estar nervioso. Céline, como si no supiera de la magnitud del evento, estaba relativamente tranquila. De todas formas, había gente allí para ponerse nerviosos por ella, ¿no?
Antes del programa, dicen al equipo de Céline cómo saber si un artista pasa la prueba de Michel Drucker. Si el presentador da un golpecito al artista en el brazo tras la canción, significa que le ha gustado. Si le pone la mano en la espalda, es que lo ha encontrado formidable y si anuncia que lo entrevistará, es la consagración. Por fin llegó el momento de Céline. Ahora si que estaba nerviosa. El nerviosismo de todo el equipo terminó comunicándose. Antes de salir a escena, René trató de calmarla diciéndole: "No lo olvides Céline, tú eres la mejor..."
Pero Céline ya no podía oír nada. El corazón la latía muy deprisa. Comenzó a sentirse como en un sueño y empezó a cantar D'amour ou D'amitié, dándole la razón a René. Ella era la mejor. Michel Drucker manifestó su sorpresa al querer entrevistarla tras la actuación. Era la consagración. Era una victoria. Y el público francés no tardó en darle su apoyo. Céline vendió en poco tiempo más de 500.000 copias de la canción D'amour ou D'amitié.
Estas ventas fenomenales le valieron un disco de oro en Francia. Era la primera vez que una canadiense recibía tal honor en el país de Molière. Mientras tanto, en Quebec, su álbum 'Tellement J'ai D'amour...' le valió otro disco de oro por haber vendido 50.000 copias. Céline era ahora una artista consagrada. Ella vivía un auténtico cuento de hadas que sobrepasaba todas las expectativas. Y lo más extraordinario, es que todo se produjo en el espacio de un par de años, mientras que otros cantantes tardan muchos más en construirse una carrera propia. Pero todavía había dudas, ¿sería olvidada tan rápidamente como fue conocida? Muchas señales hacían pensar que no, todo hacía pensar que su carrera se establecería de manera sólida, no solamente en Quebec, sino en todo el mundo. Céline Dion tiene un talento sólido, por supuesto. Y, lo más importante, tiene la cabeza sobre los hombros. No se deja llevar por el éxito. Ella sabe que tendrá que trabajar fuerte, que en este trabajo nada es seguro.
Su letrista principal, Eddy Marnay, tiene muy buenas expectativas de futuro para Céline. Esto es lo que nos dice sobre ella: "La primera vez que escuché a Céline, inmediatamente visualicé una carrera muy grande. Me dije en ese momento que ella sería famosa, aún cuando tuviese 45 años. He experimentado grandes carreras. Es lo que quiero para ella."
Sin duda, él pondrá toda su energía y su inmenso talento al servicio de esta causa. Y no será el único, pues Céline está bien rodeada. René Angélil y Anne René velan por ella. Ellos ponen en ella todas sus esperanzas. En el fondo, no tienen por qué preocuparse por el futuro de Céline, pues ella tiene lo más importante para durar, para sobrevivir en este mundo. El gran Eddy Marnay dijo de ella, la primera vez que la escuchó, que tenía la voz de Dios, ¿se le puede pedir más?
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