Entrevista a Céline Dion en 'ELLE'
mayo 01, 2019
CÉLINE DION ESTÁ EN SU MEJOR MOMENTO
Céline Dion se desliza por el suelo, sus impulsos reptilianos son activados por un vestido verde esmeralda que le hace de segunda piel, con botas altas apretadas a juego. "Soy un camaleón, oh oh oh", canta al ritmo de On The Radio de Donna Summer mientras camina del camerino al estudio para su sesión de fotos para ELLE. Esta es la Céline Dion que da tantos memes.
Para los adolescentes suburbanos de los 90, Céline era una habitual entre los CDs que se encontraban en el coche, normalmente entre discos de Shania Twain y de Mariah Carey. Hasta los críticos musicales más pretenciosos han tenido que admitir que su rango vocal es más que impresionante. ¿Pero era guay seguirla? Digámoslo así: Ese CD de Céline Dion solía ser "de mi madre". Sin embargo... ahora, Céline Dion sí que está de moda.
Los veinteañeros idolatran a la ganadora de cinco premios Grammy como se idolatra a un icono. Esto se debe en parte a su pasión sin límites por la moda ("Hay quien consume drogas, yo compro zapatos," le decía al periodista John Heilpern en 2012); y en parte a Law Roach, el autoproclamado "arquitecto de la imagen" que ha transformado esa obsesión en un referente en Instagram.
La cantante descubrió a Roach a través del trabajo del estilista con Zendaya. Los gemelos de Céline, Eddy y Nelson, que ahora tienen 8 años y medio, eran fans de la antigua estrella del programa de Disney K. C. Undercover. En 2016, Roach le propuso a Céline una sudadera oversize de Vetements, valorada en 885$, con una imagen de Titanic. Por si no eres de este planeta, My Heart Will Go On de Céline es tan importante para la película como el propio barco. En otra artista, este look podría haber provocado comentarios como "¿En qué estaba pensando?" pero Céline, junto con sus vaqueros ajustados y sus zapatos dorados de Gucci, se volvió viral.
Desde entonces, ha llegado cada vez más lejos. Su look la convierte en una azafata futurista, con un traje de escote en V y una gorra militar, para después convertirse en una Mary Poppins con abrigo de Marc Jacobs. El pasado mes de julio, una foto de ella con un traje amarillo y gafas de sol se hizo viral. En la foto, reta a la gravedad, apoyada al borde de una ventana, con las piernas abiertas en un ángulo de casi 180 grados. My Heart Will Go Off, A New Slay Has Come, It's All Coming Back To Memes son algunos de los tuits que desató esta imagen. Sea donde sea, Céline es la viva imagen de las mujeres que hacen lo que les da la gana.
Además de ganarse nuevas generaciones de seguidores, se ha convertido en la nueva embajadora de L'Oréal París. Eso fue lo que nos reunió en un estudio de Las Vegas un sábado por la tarde el pasado mes de febrero. Tras la sesión de fotos, Céline se pone un vestido corto de Alexandre Vauthier para hablar de su primer contrato de belleza. Da dos entrevistas, una en francés con ELLE Francia y otra en inglés, conmigo. Las dos repletas de esos momentazos que sólo Céline sabe darnos lanzándose a cantar a la mínima ocasión. Con una fortuna estimada de 430 millones de dólares, según Forbes, no es que necesite el dinero, pero el "Porque yo lo valgo" de L'Oréal París la representa a la perfección. "Obviamente, es muy importante decirles a otras mujeres que ellas también son increíbles y fuertes. No puedes limitarte. Mi vida volvió empezar a los 50; me siento feliz, me siento guapa. Pensé 'Algo habré hecho bien para que me pase esto'." Le pregunto si lleva ella misma su Instagram y comenta: "¡Libera tu mente y lo demás vendrá solo!" y se pone a cantar. Traducción: No, no lo lleva ella. Lo lleva su equipo, y les está muy agradecida por ayudarle a ser la mejor versión de sí misma.
La fabulosa vida de Céline les da la vida a sus 3 millones de seguidores, que comentan "REINAAA" o "Dios mío, te amo". Pero no te equivoques: Céline es la que mejor se lo pasa. "¡Soy como una niña pequeña!" dice. "No digo que no me importe la opinión de la gente, pero estoy en un momento de mi vida en que puedo tomar mis propias decisiones." Durante años, sus cuerdas vocales dirigían su vida. Todo lo que hacía era practicar. "Ahora me descubro más cada día. Soy una mujer que asume su propio destino, llena de energía y enamorada de la vida. Nunca es tarde para empezar. A mis 51 años, ¡siento que estoy en lo más alto!"
Pero le cuesta asumir su estatus de icono de estilo. "La moda me gusta mucho. Para mí, es un arte. Es una forma de expresión. Cuando me pongo algo, disfruto. No me tomo demasiado en serio. Más bien interpreto un personaje, ¿pero considerarme un icono de moda?" Levanta las manos. "No sé, vivo cada día al máximo, lo hago lo mejor que puedo, me siento como quiero sentirme. Eso es lo más importante."
Las emociones de Céline protagonizaron la temporada de alta costura de primavera 2019 en París, cuando los editores de moda la vieron llorando en primera fila en el desfile de Valentino. Estaba en shock. "No era ropa, era magia, un cuento de hadas," recuerda. Pero había algo más profundo. "La primera canción fue The First Time Ever I Saw Your Face, que sonó en mi boda." El marido y manager de Céline, René Angélil, padre de sus tres hijos, falleció en 2016. "Empieza la música y llega una chica con un vestido rosa precioso. Sólo podía fijarme en su cara y en aquel increíble vestido." Empieza a cantar la balada de Roberta Flack. "Fue muy emotivo, me quedé sin palabras. No quería llorar, me preocupaba que el señor Valentino viese mi reacción. Para serte sincera, sentía que estaba montando una escena, pero estaba abrumada." Abrumados también estaban los bloqueos, que no tardaron en reaccionar al momento.
Lo que no ha cambiado en todo este renacimiento es algo que los fans de Céline conocen muy bien, la historia de sus raíces. Como cualquier leyenda que vale su peso en oro, la rodea un aura mitológica. Todo comenzó en Charlemagne, Quebec, donde creció siendo la pequeña de 14 hermanos, "aunque mi padre no quería tener hijos," interrumpe, "pero cariño, ¡yo lo valgo! My madre dejó de lado todos sus sueños porque la necesitábamos en casa." La música era el día a día de la familia. Ya actuaban cuando Céline era un bebé. A los 12 años, grabó una canción en francés coescrita por su madre y su hermano Jacques. Después, su madre le envió la cinta a Angélil, un manager de renombre en Quebec, que vio inmediatamente el potencial de Céline. Su voz no era una voz cualquiera. Era una voz tan prometedora que Angélil hipotecó su casa para asegurarse de que llegase al gran público. Una voz así de potente superó los 245 millones de discos vendidos en el mundo. Y una voz así de sorprendente y singular dio paso a la construcción de un artístico teatro de 95 millones de dólares.
El Colosseum del Caesar's Palace se construyó específicamente para el primer espectáculo de Céline en Las Vegas, A New Day... El show comenzó en marzo de 2003 y duró cinco años. A día de hoy, sigue siendo el espectáculo de más éxito de la historia de la ciudad, con una recaudación de casi 385 millones de dólares. Sin embargo, cuando se empezó hablar de este show, "¡la gente pensó que habíamos perdido la cabeza por irnos a actuar allí!" dice Céline. En aquella época, los espectáculos de larga duración en Las Vegas se consideraban el fin del estrellato, la primera fase de un retiro adelantado. "Iba a estar allí dos meses, como mucho dos años. No sé, no llevo la cuenta. Llevo allí una temporadita." Se tomó cuatro años de descanso de Las Vegas para tener a sus gemelos y cuidar de su marido antes de regresar al escenario en marzo de 2011 con su espectáculo actual. El mes que viene, concretamente el 8 de junio, bajará el telón por última vez. En los 16 años que han pasado desde que nadie daba un duro por ella, no sólo ha superado sus expectativas, sino que además ha abierto una nueva era en la que los artistas más relevantes de mundo (Lady Gaga, Cardi B y Drake) se establecen en la Ciudad del Pecado durante largas temporadas.
Le digo a Céline que básicamente es la alcaldesa de la ciudad. "¿Tú crees?" me pregunta. "Empiezo a creérmelo, ¡porque ha nevado y todo!" Se ríe y bromea. "¡Céline Dion, canadiense, de Quebec! ¡Has traído nieve a Las Vegas! ¿Qué nos estás haciendo?" ¡Me echan la culpa a mí!" Pero los ciudadanos de Las Vegas no se pueden quejar. Celine también hace que llueva. Millones y millones de dólares han caído sobre la ciudad desde que llegó.
Céline Dion es a Las Vegas lo que Mickey Mouse a Disney World. La vemos cantar en el aeropuerto internacional McCarran. La vemos más contenta que nunca mientras la gente la observa desde los Uber por la calle. "¿Qué te trae por Las Vegas?" Escucho a una recepcionista del Caesar's Palace preguntarle a una mujer alemana que llega al hotel. "¡Céline!" dice casi gritando. "¡He hecho todo este viaje para ver a Céline!"
Es jueves, tres días después de nuestra entrevista y la primera noche de Céline de vuelta al Colosseum tras una pausa de un mes. Me reúno con el director técnico del espectáculo, Bob Sandon, en el teatro a las 17:30. Celine está en mitad del escenario, en plena prueba de sonido. Canta I'm Alive en un tono tan perfecto que parece que lo hace en playback. Pero no. El concierto empieza en dos horas y Sandon parece muy tranquilo. Lleva trabajando para el Colosseum desde antes de su construcción y ha supervisado todas sus producciones (Elton John, Cher y Mariah Carey, entre otras). Explica que A New Day... fue complicado. Era más bien "Céline llega al Circo del Sol", ya que había más de 40 bailarines y acróbatas sobre un escenario inclinado. En comparación, Celine es algo relativamente más tranquilo. Además de las enormes pantallas LED (las más grandes de su clase), el espectáculo consiste en la cantante acompañada por una gran orquesta y su grupo de siempre. Mucho mejor para la atracción principal, que es, obviamente...
"Esa gran voz", dice Zowie de Dublín. Ella y su amiga Fiona, ambas de 23 años, se sentarán a mi lado en el concierto. Les pregunto qué es lo que más les gusta de Céline. "Le gusta a todo el mundo, ¿verdad?" Pregunta Fiona retóricamente. "Es brillante." La pasión de Zowie empezó cuando "escuchaba su música con mi madre." Con sus shorts al más puro estilo Kardashian, son dos de las espectadoras más jóvenes en la sala, sin contar a un par de niñas vestidas de princesas.
Para muchos, si no la mayoría, de los ciudadanos de Las Vegas Celine es un espectáculo de culto. Una noche que llevan meses o años planeando, un evento único en la vida que jamás olvidarán. Un grupo de fotógrafos vestidos de uniforme se aseguran de ello. Inmortalizan la imagen de parejas, amigos, madres e hijas junto a la artista como recuerdo. En el vestíbulo, se venden copas de cocktail de Beauty and the Beast y Encore Un Soir a 28 dólares cada una (Zowie y Fiona optan por la de I'm Your Angel). ¿Quieres un programa? 30 dólares, por favor. Todo esto forma parte de la experiencia Celine. Pienso en todos los empleos que ha generado esta mujer y sólo puedo pensar en un meme "¡Calla y toma mi dinero!"
Empieza el concierto con The Power Of Love (naturalmente), y durante los siguientes 100 minutos, Céline le da al público exactamente lo que quiere, un éxito tras otro. Para brevemente para hablar de Las Vegas, de sus aficiones y de su pasión por la ropa "¿Os he hablado de las tiendas?" y le da las gracias de corazón al público por elegirla a ella. Lo único que le falta a Celine son coreografías, aunque el tipazo y el gran carisma de la estrella lo compensan con creces. Céline deja al público atónito con sus acrobacias vocales, sus improvisaciones con el micrófono y su mítico golpe al pecho antes de entonar sus famosas notas. "Por cierto, no lo hagáis, ¿vale?" le dice al público. "Llevo 30 años haciéndolo, ¡y mirad lo que ha pasado!" (señala su escaso pecho). Durante su versión de Purple Rain de Prince, canta un solo de guitarra. Toda la producción se centra en este momento del espectáculo. Después, sobre una plataforma que la eleva del escenario, interpreta My Heart Will Go On rodeada por una cortina de agua. Esta es la Céline Dion de la que están hechos los sueños.
Volvemos a la noche de nuestra entrevista: Era tarde, las 23:30, cuando nos sentamos a hablar. Está pensando en actuar, podría parecer que necesita cambiar el chip. No. "Celine Dion es work, work, work, work, work" canta. Está en plena grabación de su próximo álbum. "Tengo como 675 canciones, ¡quiero cantarlas todas!" me dice. "Me lo pasaba en grande cuando grababa hace 20 años, pero ahora siento que realmente puedo hablar. Si no formo parte de mi propio proyecto, ¿qué hago aquí? ¿Llorar en Valentino y gastarme dinero en ropa?" El pasado noviembre, lanzó Célinununu, una línea de ropa infantil unisex, en asociación con Nununu. Su objetivo es "apoyar a los niños a que sean como son de verdad, a expresarse." Y, según ella, la ropa huele muy bien. "¡Tienen aroma! No sé, voy a la tienda y noto que huelen de maravilla." Su hijo mayor, René-Charles, tiene ahora 18 años. Es muy protector con ella, tanto como ella lo es con sus tres hijos. "Quiero que sean niños buenos, hombres buenos," dice. "Más adelante, tal vez me preguntarán cómo encontrar a la mujer adecuada. Tendrán que preguntarse quién son, si se respetan a sí mismos, si son generosos, si son amables y si lo saben.
Actualmente se están rodando dos películas sobre la vida de Céline. El 18 de septiembre se embarcará en el Courage World Tour. A penas se habrán apagado las luces del Colosseum y estará de nuevo ante sus fans incondicionales. Pero dice que el fin de Celine es "agridulce, porque es una despedida. Todo este proyecto empezó como un sueño mío y de René, ¿pero sabes qué? Es un libro. Y en la vida hay muchos libros. Así que puede que nos volvamos a encontrar para hablar sobre el siguiente libro, espero." De momento, no tiene planeado mudarse. "Ni siquiera he empezado a pensar en irme. Creo que puedo quedarme aquí todo el tiempo que quiera, si Las Vegas aún me quiere aquí. Se lo preguntaré." La respuesta es obvia. Las Vegas necesita la lluvia, y cariño, ella lo vale.
Entrevista original en inglés AQUÍ
1 comentarios
Simplemente genial la entrevista !
ResponderEliminarMuchas gracias.